Por senderos etéreos uno se transporta al escuchar la música
de Debussy.
¿Cuál habrá sido tu estro inmanente que trascendió el
ilusorio tiempo y el ridículo espacio de los astrofísicos?
Tu música Sui Generis y Sui Génisis brotó de una
inteligencia del corazón que me atrevería a decir estuvo siempre ligada a la
armonía del infinito Cosmos mental. Seguramente tus estudios espirituales
conjugados con el solfeo te ayudaron a descubrir la clave para que los sonidos
de las estrellas te comunicaran sonatas preciosas que solamente un alma
esplendorosa es capaz de concebir.
No olvido el día memorable en que escuché el preludio en “La
fiesta de un fauno”, o su “Claro de luna”
Bendigo el nombre santo del Gran Soberano de los Mundos por
haber moldeado barros como el de genios como tú.
Y a tu tía Clementina y todos tus maestros.
Quisiera seguir tu consejo un día y observar el amanecer de
la mano de una preciosa mujer o yo en mi inquebrantable conocimiento de mi ser
interior, sólo, en comunión con el espectáculo sideral.
Si ya reencarnaste, espero que sigas componiendo
genialidades.
¡Feliz cumpleaños Monsieur Debussy!
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